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Fr. Carlos Robles Candanedo, O.P.

06/03/1944 – 25/09/2024

Fray Carlos Robles Candanedo nació en Villavente de la Sobarriba (León) el 6 de marzo de 1944. Sus padres fueron Teodorino y Petronila, y sus hermanos Sagrario y Nino. Siendo adolescente su padre le propuso trabajar en los campos o ir al convento; Carlos ya consciente de su vocación, eligió el convento.

Comenzó la escuela apostólica en el convento de San Juan Bautista de Corias (Asturias) de donde partió el año 1961 para iniciar su noviciado en el convento de Caleruega. Un año después emitió su primera profesión en la Orden de Predicadores el día 13 de septiembre de 1962. A continuación, comenzó los estudios de Filosofía en el convento de Ntra. Sra. de las Caldas de Besaya (Cantabria) donde emitió su profesión solemne en 1965.
Comenzó sus estudios de Teología en el convento San Esteban de Salamanca, pero al año siguiente, en 1966, fue asignado a la Casa de Estudios de los Dominicos de la Provincia de San José, en Washington. Fue ordenado sacerdote el día 5 de junio de 1969.

Terminados los estudios de Teología, en 1970 fue enviado a la Casa San Francisco de Paula en San Diego (Texas) para iniciar su vida pastoral en la atención a migrantes hispanos y un año más tarde continuarla desde la Casa San José en Alice, Texas, donde desempeñó varios servicios pastorales y docentes y en la que fue superior entre 1974-1977.

El año 1982 fue asignado a la Casa San Martín de Porres de Bayamón en Puerto Rico, donde residirá doce años de misión en parroquias y como superior y vicario del Prior Provincial siendo muy querido y valorado por sus feligreses. Siendo esta realidad algo que le acompañó toda la vida en cuantos lugares vivió.

En el año 1994 regresó a España y fue destinado al convento de San Gregorio en Valladolid como colaborador de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Familia, el Centro Oikos de orientación y mediación familiar, coordinador de la Universidad de la Experiencia, director del Colegio Mayor Santo Tomas y vocal de la comisión provincial de predicación. Durante estos años también fue prior (1998-2001) y subprior (2002-2003). Por su talante conciliador y pacífico siempre fue requerido para este servicio en las comunidades por las que ha pasado.

Así fue como en el 2003 fue elegido prior del convento Santo Domingo Sotomayor de Salamanca, que era casa de formación para los estudiantes de la Provincia. Ejerció como capellán del colegio de las Jesuitinas. Fr. Carlos se destacaba por su predicación trufada de cuentos, su sentido del humor y su humanidad, que enseguida conquistaron el corazón de los amigos del convento, de la comunidad y los frailes estudiantes.

Terminado su priorato en Salamanca, en el año 2006 fue asignado al Convento Santo Tomás de Aquino-El Olivar, de Madrid. Desde ese momento fue nombrado párroco, y ejerció su labor pastoral hasta su fallecimiento. También fue prior del convento tres trienios consecutivos, de 2006 a 2016. Posteriormente, otros tanto como subprior hasta que manifestó su deseo de descansar del oficio para centrarse en la atención a la parroquia, con Cáritas, Banco de alimentos, acogidas, acompañamiento, escucha y cómo no, la meditación. Cuando llegó a la Parroquia del Cristo del Olivar comentaba sus temores sobre si estaría a la altura de la parroquia y, poco a poco, fue transmitiendo y configurando un estilo propio, personal, que ha marcado la historia del convento y una parroquia de puertas abiertas al barrio, de la que quiso hacer a su manera, un “hospital de campaña”, ecosistema de acogida, espíritu de familia y fraternidad, dando margen a la creatividad, a las artes, especialmente la música y la formación en la fe.

De manera repentina e inesperada, un derrame cerebral irreversible acabó con su vida, teniendo lugar su fallecimiento el día 25 de septiembre de 2024. Esos últimos días en el hospital estuvo acompañado en todo momento por los frailes de su comunidad y sus dos sobrinas Paula y Josefina. El funeral por su descanso eterno tuvo lugar el día 26 de septiembre en la Iglesia Parroquial del Santo Cristo del Olivar. Fue presidido por el Prior Provincial, con la asistencia de muchos frailes, hermanas y laicos de la Familia Dominicana, y sobre todo por la feligresía de la parroquia que abarrotaron el templo. Fue toda una muestra de gratitud, cariño y homenaje a un querido hermano, que con su carisma deja tanta huella en todos cuantos le han conocido y han recibido tanta ayuda, consuelo y acompañamiento por su parte.

Tras la incineración de sus restos, las cenizas han sido depositadas en el panteón familiar de su localidad natal, Villavente de la Sobarriba (León). Fr. Carlos, hermano, entra en el gozo de tu Señor. Maranathá. “Lo que viene, conviene. Todo irá bien”, como tú siempre decías. Descansa en paz.

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